jueves, 1 de mayo de 2014

Desfile XXI

Para escuchar la canción Desfile XXI de Interprete Desconocido mientras lees el post, pulsa:
https://intrpretedesconocido.bandcamp.com/track/desfilexxi
(El artista considera un gran detalle que te descargues su canción, y te da sus más sinceras gracias)

Mira el desfile de esos bellos cuerpos contoneándose, luciendo de forma descarada y autocomplaciente sus nuevas prendas de ropa de alta gama, mirándote a través de esas gafas de sol que no dejan entrever rastro alguno de luz en su mirada.

Mira qué bellos bustos tostándose al sol de un verano de plástico, huele el aroma que desprenden esas pieles untadas con cremas y cosméticos de fabricación barata, admira lo saludables que parecen sonriéndose en los espejos de las tiendas de moda.

Sigue a esas gentes que pueblan las calles una tarde cualquiera de un martes primero de mes, van gustosos, felices a hacerse con las novedades de esas boutiques de la esquina en las que se exponen todas esas cosas que no necesitan pero que les hacen sentirse tan chic.




Al Desfile XXI puedes unirte si quieres lucir tu superficie, verás qué bonito es ver que todo el mundo se deleita observándote mientras caminas, siguiendo tus curvas y andares con su mirada lasciva. Sedúceles, hazles gemir de placer. ¿A qué esperas, cariño? Ponte de peluquería, encera tu carrocería y, cuando estés lista, sal con fuerza a la autopista.

Te esperamos sobre este escenario, formarás parte de nuestro decorado. Juntos haremos de esta fiesta de comienzos del milenio la más snob y colorida que se ha visto entre los reinos, hasta que este gran croma, las risas, los aplausos y todos sus pigmentos se decoloren con el paso del tiempo. 





martes, 22 de abril de 2014

ElectriCiudad

Para escuchar la canción ElectriCiudad, de Interprete Desconocido mientras lees el post, pulsa:
(El artista considera un gran detalle que te descargues su canción, y te da sus más sinceras gracias)

Jericó es la ciudad más antigua del mundo. Según dicen, 10.000 años la contemplan. 

Las ciudades no tienen nombre, se lo ponemos las personas, y a Jericó la hemos llamado por muchos nombres: Ariha era para los árabes, Ciudad de la Luna para los cananeos, Ciudad de las Palmas, Ciudad del Perfume y las Fragancias... Exuberante y mística. Cien veces derruida, ciento y una resurgida.

Ciudades como Jericó nos hacen recapacitar. De la caza a la domesticación, de la piedra al adobe, de la planta oval a la rectangular, conquista tras conquista, fortificación tras fortificación, ha sido habitada por personas en comunidad durante tanto tiempo continuado que se pierde tras los umbrales de la Historia. Sumaremos a ella una llamativa curiosidad: es el lugar habitado del mundo más bajo sobre el nivel del mar (240 metros debajo del nivel del Mar Mediterráneo), dato que la convierte en un enclave telúrico muy particular. Está ampliamente constatada en ella la existencia de complicados sistemas de irrigación agrícola muchos milenios antes de la época clásica, todo un logro humano que nos lleva a pensar que aquellas personas, además de escoger con gran acierto lugares de residencia con vibraciones muy particulares, sabían cómo sacar partido de la energía natural de sus ciudades desde tiempos inmemoriales.



Las ciudades que habitamos hoy en día no son como Jericó. Tienen otras formas más neutras sobre el tapiz, también otras técnicas para surtirse de la energía natural, más ruidosas y sobrecargadas. Algunas de ellas parecen tan cerca de la sublimación tecnológica como del colapso. Cuán diferentes pueden parecernos las ruinas que aún se conservan de Jericó, Chichen Itza o la antigua ciudad de Babilonia, incluso las arcaicas Atenas o Roma (tan vetustas, con su pétreo silencio, descansando bajo el polvo de los siglos), de urbes como New York, Dubai, Tokyo, London o Barcelona, paradigmas de la alta tensión moderna (deslumbrantes, fulgurantes, tan altivas en su juventud). Desde que las sociedades urbanas cambiaron árboles por farolas, no solemos ver fácilmente las semejanzas que aún guardamos con aquellos tiempos. En fin... ¿realmente habremos cambiado tanto?

El tiempo ha seguido corriendo, todo este tiempo... 10.000 años han pasado y aquí seguimos, viviendo en sociedad, por inercia, necesidad o pura obligación demográfica. ¿Qué podemos decir, después de todo?

Ojalá pudiesen las ciudades describirnos a los humanos. Cómo hemos sido, y cómo somos. Quizá ellas no nos hallarían tan distintos. Claro que ahora nuestros edificios son más altos, nuestros biorritmos más veloces y nuestros nuestras noches más brillantes. Pero yo, personalmente, siendo como soy un Desconocido más entre millones de esta ElectriCiudad, al igual que aquellas personas que formaban la primera tribu sedentaria que llegó a Jericó, sigo necesitando una vibración, un latir invisible e intocable como Ese, pero que puede llegar a sentirse en todos los lugares, en todas las circunstancias. Quizás esta misma energía urbana que me despierta cada dia a la velocidad frenética del urbanismo, ésta que intuyo ahora mismo fluyendo entre los cables de la luz, rodeada de sobredosis de ondas telefónicas y un halo de láseres de largo alcanc y de sobredosis de ondas telefónicas, es una vibración más artificiosa, más humanamente tóxica. Pero la siento habitándome, me hace sentir vivo y... de alguna manera, formo parte de ella.

Esta noche, las luces de neón bailan un vals con los rayos de Luna.